El puente que fue romano
Siempre me ha parecido un misterio el hecho de que las ideas más estúpidas, más ramplonas, sean las que con más facilidad -y con celeridad, diría- se ponen en práctica. Sólo acierto a imaginarme una reunión en una sala de consejos donde, todos borrachos, únicamente se aceptara el estólido proyecto de aquél capaz de levantarse, a pesar de la dificultad que conlleva el consumo desmedido del alcohol, acaso como premio a su virtuosismo en cuanto a mantener el equilibrio.
Un ejemplo de estas luminosas ideas ha sido la "ejemplar" restauración del puente romano de Córdoba, al que algún cordobés, con el humor con que los andaluces nos tomamos lo irremediable, ha bautizado como "el puente IKEA", en un alarde gráfico-descriptivo imposible de superar.
Es cierto que, el puente, no estaba en las mejores condiciones y que necesitaba una restauración que, si bien rima con destrucción, no es suficiente la consonancia para llevarla a cabo de manera tan resuelta. Creo. Claro que, yo no bebo.
En definitiva: han cortado el tráfico del puente (la única medida feliz); pero, han sustituido los pretiles por unos nuevos, muy asépticos, ellos, que parecen de plástico; han colocado una solería (de industrial, la ha calificado otro cordobés), que dan ganas de encerarla. Ya, ya, que los adoquines que tenía no eran romanos. Es verdad, pero ¿y haberlo empedrado, como tenían por costumbre aquellos padres de nuestro pasado? Y, lo mejor, han eliminado las farolas (tampoco romanas, claro) por unos "bellos fanales", que dice el informe ICOMOS, situados en pleno suelo, que nos aproximan más al histórico pasado, cuando los carros y rebaños atravesaban el puente con delicadeza extraordinaria para no llevárselos por delante. ¿No es fantástico? Y sólo por 13,5 millones de euros (2.246.211.000 Pts.). Eso es lo que ha costado este magnífico diseño/chapuza que, además, ha conseguido aunar las opiniones de IU y del PP, en contra, naturalmente. Deberíamos celebrarlo. Yo mismo, esta vez lo merece, me tomaría una botella entera de Montilla, trataría de levantarme del asiento -la aceptación de mi idea me iría en ello- y brindaría por tirar al brillante arquitecto, a los que han aprobado tan sublime proyecto e incluso a sus ejecutores, desde esos novísimos pretiles del puente, con una pesada piedra colgada de sus cuellos en la que, previamente, se hubiera grabado la fecha de la inauguración. ¿Nos tomamos una copita?
Para leer el informe ICOMOS:
http://josemanuelgarciamarin.blogspot.com/2009/03/el-puente-ikea-de-cordoba.html
6 comentarios
Blanca Miosi -
Lo repito: Legué aquí atraído por tu exitosa novela "La escalera del agua".
Con respecto al puente en cuestión, te diré sinceramente que no me agrada, no sé cuál sería su aspecto antes de la remodelación, pero tal como se ve en la foto, parece un puente sin acabar, cuyos faroles están colocados como por compromiso. Al principio me parecieron dibujos, después simpleas farolas plásticas. Comparto tu disgusto.
Saludos,
Blanca
Cristina Monteoliva -
Hace unos años, a alguien le dió por restaurar el Castillo de San Miguel. Pero a su aire, por supuesto: la cosa ha quedado con parches por doquier y símbolos que dan miedo... Cuando mi antigua profesora de historia del instituto nos contaba como debería haberse hecho y como se hizo, ganas daban de llorar.
Así que no sé como era antes el puente romano de Córdoba, porque cuando fuimos, hace un par de años, estaba precisamente en obras. Pero empatizo, empatizo...¡Vaya que si lo hago!
RAFAEL CARABIAS TEBA -
no me hables de puentes vetustos "recien restaurados" ... que hoy es lunes , carajo !
Antonio Enrique -
Pompeyo -
Felicidades por la crítica.
Jvi -
http://delcanioalcoro.wordpress.com/2009/03/15/un-puente-que-fue-romano/