A vueltas con la convivencia
Siempre andamos dándole vueltas al tema de si había una buena convivencia, o no, en la época hispano-musulmana. Los que la niegan, absurdamente (y nadie dice que fuera idílica), supongo que pretenderán con ello justificar la apropiación cristiana de las tierras de al-Ándalus. Algo así como: "Dado lo mal que os lleváis, ya nos quedamos nosotros con vuestro bienes, que sabremos cómo hacer para que no discutáis entre vosotros". Quizá el último vaquero americano que llegó al poder, hombre de muy vasta (¿o basta?) cultura, quiso reproducir aquella historia y, bondadosamente, les hizo el favor a los iraquíes de democratizarlos. Favor por el que, los supervivientes, he de creer que le han quedado muy agradecidos. Pero, volviendo a nuestra historia, ¿se pueden erigir monumentos de la talla de la Alhambra o de la Mezquita de Córdoba, y tantos otros mientras nos damos de bofetadas unos a otros? Fíjense, a ver si los palestinos, ahora, se entretienen en eso. Y otra cosa: ¿alguien se ha preguntado cómo se llevaban los reyes cristianos, por ejemplo? Porque a mí me suena que se mataban, un poquito, por la vía de la guerra, del puñal traidor o del envenenamiento. Al pueblo no, al pueblo, ya en manos cristianas, se le incineraba a destiempo; es decir, antes de morirse.
En fin, todo esto viene porque quiero recomendar el artículo de José Luis Corral Lafuente, escritor y catedrático de Historia Medieval, aparecido recientemente en ABC.es. Aquí dejo el vínculo
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