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José Manuel García Marín

El Museo de la Celestina

El Museo de la Celestina

La Puebla de Montalbán, en Toledo, tiene una población inferior a 8.000 habitantes, pero es uno de esos rincones con sabor a cultura, historia e iniciativas que encuentra uno de vez en cuando.

Puede que Fernando de Rojas, con nacer en él, dejara su impronta, pero lo cierto es que sus actuales paisanos han sabido valorar su obra. Lo digo porque, aparte de su Plaza Mayor, deliciosa, y sus monumentos, como la imponente Torre de San Miguel, el Palacio de los Condes de Montalbán que, aunque muy deteriorado por la indiferencia de sus aristocráticos propietarios, tiene una portada plateresca magnífica y unos balcones de soberbias rejas, o la Iglesia de Ntra. Sra. de la Paz con artesonados mudéjares en las tres naves de que se compone, los pueblanos le han dedicado un museo al genial escritor que fue inaugurado en febrero de 2003.

El Museo de la Celestina, es un centro cultural en continuo movimiento. Han publicado una edición de lujo de la obra, con ilustraciones basadas en los 31 cuadros que encargaron al pintor Teo Puebla para el V Centenario de la primera edición, y otra, más accesible a los bolsillos y con las mismas ilustraciones. En la planta baja exponen la colección de acrílicos, facsímiles de las primeras ediciones, una visión documental de La Puebla y una sala dedicada a Fernando de Rojas.

Además, han decidido presentar al público algunas de sus cuevas (alrededor de 200 en total), que forman un entramado subterráneo que servía para huir de la Inquisición y practicar los ritos prohibidos por el culto cristiano. Estas rutas son guiadas y en ellas se realizan representaciones de diferentes historias relacionadas con su uso o con escenas de La Celestina.

Como decía, una población no muy grande, pero ejemplar en el número y calidad de sus actividades. Hay mucha más información en:

http://www.pueblademontalban.com/TURISMO/TURISMO/turismo.html

 


 

1 comentario

Magda -

He visitado la página que nos dejas de referencia y está preciosa, qué hermoso lugar. Me encantaron las cuevas, debe de ser impresionante estar ahí.

Y vaya que dejó su impronta Fernando de Rojas.