La lámpara de plata
Este cuento se debe a una deuda que tenía con mi ciudad, Málaga. En él se relata un hecho que ocurrió en la Málaga del siglo XIV, transformado en cuento, y se describe la ciudad tal y como era en esa época.
"Las inquietas luces de la gran lámpara de plata, que el piadoso Tammin ben Buluggin había donado a la mezquita aljama de Málaga, centelleaban en las retinas de Abu l-Barakat ben al-Haŷŷ; pero, éste, si bien tenía la mirada perdida en ellas, permanecía ensimismado.
Sentado sobre la alfombra, el juez apoyaba su espalda en una de las columnas de mármol, cara al mihrab, y se acariciaba la barba, negra todavía. Le preocupaba el motivo de su llamada a la fortaleza por el todopoderoso visir de Muhammad V, Abu Nu’aym Ridwan, que había entrado en la ciudad dos días antes. La misma fecha de su llegada, dos guardias de la escolta se presentaron en su casa, en el barrio de los Adarves, con la misión de entregarle un mensaje escrito de puño y letra del visir, en el que se reclamaba su presencia, para dos días después, antes del mediodía, pero sin ninguna otra aclaración. El cadí lo releyó varias veces por hallar, si no la razón, al menos el tono con que se había redactado, mas era enteramente formal y ambiguo; ni rastro de parabienes o de reconvención alguna..." (Seguir leyendo)
3 comentarios
José Antonio Ávila -
Me ha encantado este cuento, sinceramente mi más cordial enhorabuena.
José Antonio
Belén Juárez -
Me llama la atención, (un ejemplo), la descortesía del juez acelerando el tema a tratar con el Cadí. Curioso detalle. Ciertamente fue una descortesía en aquel tiempo, una época amable donde las relaciones sociales y los encuentros no se premiaban con prisas, y que nos incita a comparar, inconscientemente, con los tiempos actuales. Quiero decir: hoy día, tal vez no habría sido una descortesía preguntar con tanta premura, pero en aquel tiempo sí lo era. Y este es el verdadero mensaje que creo que nos transmites de esta corta escena. En todo caso, el tema de la compra-venta y la sentencia, lo que nos invita es a seguir leyendo para ver qué sucede después: la respuesta y la justificación del juez. Pero insisto, el verdadero mensaje de esta situación es el valor que se le daba al tiempo en aquella época. Si tienes prisa, eres mal educado.
Otro ejemplo donde juegas con el tiempo (entre paréntesis) y que queda para la deducción del lector es: el sueño ensimismado del juez bajo las luces reveladoras de la gran lámpara de plata de la mezquita. Este sueño no es más que el hilo conductor de la historia. Una historia que vuelve a hablarnos de comparaciones temporales. En este caso, los subprotagonistas de tu relato son Nayide, una límpida muchacha y un comerciante, Mustafá, capaz de llevar al ámbito de las emociones la ambición de querer conseguirlo todo al igual que hace en su faceta de comerciante. Efectivamente, -si no es para mí, no será para nadie- pesará. Y como digo, volviendo a las comparaciones, este texto confirma que los celos, las pasiones y los deseos carnales siempre han sido propios de la naturaleza del Hombre a lo largo de todos los siglos. Por tanto, aquí no existe diferencia de comportamiento social.
Qué quiero decir con todo esto? Pues que me asombra tu juego de escritura. Has sido capaz de mostrarnos a los lectores cómo funcionaba la sociedad de aquel tiempo, pero guardando con gran maestría las emociones internas, inamovibles, de la raza humana. Es decir, hoy día se siguen cometiendo asesinatos por amor, igual que ha sucedido desde que el hombre es hombre, pero las circunstancias y el cristal con que se adorna la situación, en cada época, son diferentes. Modos de actuación y significados sociales que tienen diferente medida a lo largo del tiempo.
Quiero concluir diciéndote que percibo muchas entrelíneas en este fabuloso cuento. Francamente eres un maestro del lenguaje. Te felicito por ello. Ahora, los que te leemos esperamos ver pronto tu nuevo libro.
Nos tienes en ascuas!
Un saludo.
Belén Juárez
Rafa -