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José Manuel García Marín

Somos un país bueno

Somos un país bueno

     Es posible que, desde el exterior, se nos hagan críticas por nuestra pasividad en cuanto a soportar la enorme corrupción que padecemos, aunque se olvidan de otro componente: la incompetencia; pero no debemos desesperar, simplemente desconocen la idiosincrasia de nuestro pueblo, que es bondadoso y sabio, de natural. Por eso, los políticos que nos gobiernan, en perfecta armonía con los que recientemente nos gobernaron, prefieren mirar al futuro y dejar atrás acontecimientos enojosos. Al fin y al cabo sólo se trata de dinero -que fue nuestro, sí, pero hay que huir del materialismo-. ¿No es mucho peor ese temperamento intransigente de ingleses y alemanes que, ante cualquier mentirijilla de nada, cesan al responsable en su cargo?, ¡cómo estarán de úlceras! En cambio, el actual presidente no ha dicho una sola verdad desde que juró la presidencia, quizá desde antes, pero por seguir la tradición de los anteriores, y aquí estamos ¡tan felices! Que dice que esto de los casi diecisiete billones de pesetas no es un rescate, sino una línea de crédito a los bancos... ¡pues nos vamos al fútbol!; que declara que quien ha presionado en Europa ha sido él, pues sólo se enfadan los extranjeros, que son unos picajosos y enseguida se lo toman como una impertinencia. Nosotros, no. Ya intuíamos que no era verdad ¡habráse visto ingenuos! Si es que no tienen imaginación para nada, ni sensibilidad, ni altruismo y, por pura lógica, nos envidian. Porque, en esta tierra, por poner un caso hipotético, pero que bien podría darse, un guardaespaldas no es únicamente un individuo fornido que está exclusivamente para defendernos, ¿acaso no podemos gozar con él de una velada romántica, una cena a la luz de las velas?, ¿y esta originalidad no merece ser premiada invitando nosotros a tan tierna pareja? Claro que ellos, los extranjeros, que con toda probabilidad serán unos incultos, ni tienen princesa del pueblo ni, a lo mejor, oportunidades de ganar la Eurocopa. Pues que se fastidien y que den muestras de humanidad, como ha sabido hacer la alcaldesa de Madrid, que se niega a multar a las prostitutas de la calle, y con la que yo estoy totalmente de acuerdo por dos razones: la primera, porque además de absurdo, serán insolventes y la segunda porque también sé mirar a lo lejos, al futuro ¿Podemos arrebatarle el dinero que, seguramente, servirá para la educación de sus hijos? ¿Es que no hemos contado con que mañana, muchos de ellos, pueden ocupar los escaños del Congreso? ¿Se puede hacer eso con las madres de los padres de la Patria? ¿Está eso bonito?

 

5 comentarios

Rafael Diaz -

Se puede decir más alto, pero no más claro, jejeje

patxi -

Querido Jose Manuel: Con socarrona clarividencia les haces reflexionar: pues les asistirá la razón cuando a mas de uno le llamen hijo de.... la Gran Bretaña

JUAN TORROBA MOLINA -

"¿Se puede hacer eso con las madres de los padres de la Patria?" ... JAJAJAJA !!! Qué grandísima verdad, amigo mío.

José Vicente Pascual -

Grande, pero... ¡grandeee!

No sé si reír o llorar. Fantástico, José Manuel.

Al -


¡¡¡¡¡QUE GRANDE ERES GCIA. MARÍN!!!!