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José Manuel García Marín

Viejos senderos de al-Ándalus (Final)

Viejos senderos de al-Ándalus (Final)

El Fuego 

Es Lawsa (Loja), ancestral confluencia de caminos, la que nos conduce a Granada por la vega del Genil, hasta el largo y estrecho cuello de la redoma que comienza en Bib Ilbira y se completa en la roja Assabica. En ella cristalizó la Alhambra, cuajada de mucarnas, tras las que se fraguaron cielos ocultos a la mirada del profano.

 

El propio espacio, los azulejos, las cúpulas, sus muros bordados, contienen el homenaje a las diferentes tradiciones místicas, hermanadas en la convergencia. Los planetas, astros de sublimes firmamentos, instruyen al humilde, que contempla exta­siado la emanación de la Unidad y, una vez rendida la nuca, doblega voluntad y entendimiento a la frase que encuentra bajo sus ojos: “Sólo Alá es victorioso”.

 Cuatro de los leones, los que marcan los puntos cardinales, nos advierten -en las frentes insertos triángulos de fuego-, del fuego que aquí purifica y funde en uno los caminos. Tanto fuego, que aquí quedaron los más bellos rescoldos.

Viejos senderos de al-Ándalus... senderos iluminados.

1 comentario

Javier del Rio -

..cuando penosamente he claudicado a las puertas de las Alpujárras...me he acordado de lo que leí anoche en la novela de Deek Chopra : Almas gemelas....el padre hindú le decia a su hijo..que la fórmula hindú frente al destino y la vida era la pasividad...EL DESAPEGO....no luchar frente a la fuerza de la vida...dejarse llevar por su providencia, sin cuestionar sus motivos para bien o para mal...logrando la paz y tranquilidad de espiritu, como recompensa.....y me ha emocionado LA RENUNCIA DE BOABDIL: supo dejar la belleza de su AL-HAMBRA, para preservarla y preservar de males aún peores a su pueblo..sabia que era muy poco lo que iba a conseguir pero también sabia que era menos que nada, más que la destrucción férrrea y el olvido valía la pena dejarse llevar por los acontecimientos y la vida ,para que ella misma cuidase con amor, su belleza.
Tuvo valor, quizás murió de pena y melancolía, pero seguro que arrullado por el agua perfumada de los patios cantarines de su alhambra. Solo por eso, justificó su vida. CAPITULÓ dignamente, renunció sin huir, abandonando la lucha y el amor propio para no volver a mirar atras con apego. GRANADA fue así, para siempre su reino, su existencia, su pertenencia a la vida, su regalo del cielo en su tierra.



Gran lección, para la última etapa del camino. Aceptar los límites propios y los que tenga marcados el destino...no pretender ni porfiar ir más allá de las señales del camino...sentarse a leerlas sin prisas, dócilmente, para despues seguirlas pasivamente, con desapego....con paz, sabiamente, sin miedos, sin pensamientos, dejandose llevar, confiando en la fuerza del destino, en el Amor, en el Uno.

Torrox (Málaga, 2008)